MOMENTOS

Espero mi turno en una tienda de esas de chinos incombustibles.  Cuando me cuesta vivir, sea el día y la hora que sea, bajo por una tableta grande de chocolate, de esas con pepitas amargas, me la como del tirón y consigo dormir toda la noche como un niño.

Junto al mostrador de cristal hay una pareja intentando decidir que comprar. Él es el típico “bakala maloti” y ella, tiene cara de asumir que la belleza de su novio conlleva un carácter agresivo y violento. Cuando salen, se cruzan con Lee, el pequeño de la familia. Tiene apenas tres años y la cabeza grande como un jarrón. El niño camina indeciso y casi tropieza con la mole bakalaera. Él le espeta: “¿Dónde vas Shin Chan?”...me hierve la sangre. La pareja, desaparece por la puerta dejando el local impregnado en chulería y mal rollo. Para bajarme el calentón miro alrededor y reparo por primera vez en el chico y la chica que esperan pacientemente delante de mí. Los dos tienen algún tipo de discapacidad intelectual, me doy cuenta porque observan todo con tal curiosidad que parece que acaban de dejar el nido. Los miro...los miro más...deformación profesional lo llaman. Ella pide unos caramelos de menta y él comienza a buscar una bebida en la cámara frigorífica. Coge un refresco de naranja y se lo tiende a ella. Acto seguido, ella lo mira pasmada y le dice desde muy dentro: “Gracias mi amor” y lo planta un beso en la mejilla que a él le sube el color hasta las orejas. Ella recoge los caramelos y se detiene un momento como ida. Parece reflexionar de nuevo sobre el acto de él y repite: “Gracias mi amor”. Y lo planta otro beso. Él sonríe tontorrón. Salen. Yo recojo a toda prisa mi tableta de chocolate aunque se que hoy no la necesitaré. Salgo tras ellos. Han cruzado la calle y se van perdiendo entre los árboles del parque cogidos de la mano. Él tiene un andar patizambo. Ella sigue mirando como despistada a todos lados. Un segundo antes de difuminarse entre el camino de hojas amarillas, atisbo otro beso furtivo que suena inmenso...¿Recuerdan la última vez que amaron tanto por algo tan nimio?...nos queda tanto por aprender...la vida tiene momentos maravillosos...por eso hay que seguir...